Por Carles Recio Alfaro

En una mañana sabatina de este cálido invierno de 2023 hemos tenido la gran satisfacción de recibir a los “urban sketchers” de Valencia en nuestra calle. Les llamó la atención la arquitectura de nuestra casa tradicional, bautizada como “partenón” en homenaje a la cultura antigua mediterránea. En el Cabanyal existen muchas casas singulares de la misma época, un modernismo popular que transformaba las barracas en palacios. Pero no se puede comparar este edificio de Ruzafa con sus hermanos de vora mar porque aquí hemos jugado con el simbolismo hasta el último fragmento del conjunto.

Los “Urban Sketchers” son una comunidad global de artistas sin ánimo de lucro cuyo principal desafío es retratar los paisajes en situ. Se elige mensualmente un punto característico de la ciudad y durante dos o tres horas cada uno de los asistentes observa, crea y dibuja el detalle que más le llama la atención. Es una iniciativa que nació en los Estados Unidos, como tantas cosas en nuestros tiempos, y se ha extendido por el planeta, por eso conserva su nombre en inglés.

Esta visita tan grata fue propiciada por Alfredo Ugarte, un gran acuarelista con el que nos reencontramos hace poco tiempo. Hace más de 20 años tuvimos conversaciones para crear un álbum sobre Fallerela en Requena, la ciudad valenciana de la que él es originario. Al cabo de los años un bello libro que ha ilustrado sobra la ciudad de Valencia nos hizo reencontrarlo: “Valencia: Geografía de una Ciudad.” Su modestia es pareja a su grandiosidad.

Alfredo, como miembro de los artistas urbanos convocó a su organización, contando con Emi y Amparo como emisarias. Así concretamos una jornada artística en la calle que nos ha hecho reflexionar sobre el propio imaginario de la fachada que vienen a contemplar muchos turistas y que curiosamente ningún medio de comunicación valenciano ha comentado, pese a que en estos momentos se pretende convertir a nuestra ciudad, y a mucha otras, en centros turísticos donde exponer cosas originales.

Conjunto de obras nacidas de la actividad artística.

No creemos que el legado de la Valencia antigua se conserve durante mucho tiempo, porque en este medio siglo que llevamos de vida hemos comprobado como la propia ciudad se come su pasado y no tiene ningún apego a sus valores más tradicionales. Hemos visto caer barracar, edificios y monumentos de indudable valor etnológico. La Huerta es una anécdota comparado con lo que fue y nuestras calles majestuosas, también.

Para contrarrestar esta apatía y este decaimiento fuimos creando esta casa como una aportación personal al patrimonio arquitectónico de Valencia, un Partenón o templo cultural propio en una época carente de ambiciones propias. Una visión distinta y radicalmente original porque no ha sido copiada de ningún otro modelo y donde hemos podido hablar libremente como autor, ya que en muchos otros medios se nos ha condenado al silencio. El desquite ha sido gritar alegóricamente y dejar ese alarido congelado en el aire.

Por eso que ahora lleguen los artistas de la calle, este ejército de espíritus sensibles, y plasmen sus peculiares visiones sobre este rincón ha sido un espaldarazo óptimo para nuestro trabajo. Hay una aportación literaria y artística que quizás no se vea a simple vista, pero la silueta del Partenón cobra una vida propia con su voz más contundente. Entre ellos y la casa se constata una interconexión que genera una voz propia.

Ha constituido una experiencia mágica ver a a estos pintores recrear el paisaje y en cierta manera consagrarlo como parte de la urbe. La actividad dura dos o tres horas, pero al final se complementa con una foto general donde se reúnen todas las obras que han sido uncidas al mismo tiempo, y que reflejan las personalidades de los diferentes autores y autoras. El caleidoscopio del alma humana.

Como todo lo artístico en Valencia, estas convocatorias de los “urban sketchers”, a los que yo denomino “diburbanos”, no son muy publicitadas. Sirvan estas líneas de agradecimiento y felicitaciones por su encomiable labor. Ojalá todas las calles de la ciudad reciban, en convocatorias sucesivas, la presencia de estos autores tan creativos que transforman la realidad en inmortalidad.

Una visión artística del propio acto donde se aprecia el Partenon y los creadores en acción.

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