Por Carlos Recio Alfaro

Vivimos una democracia de opereta donde las principales cuestiones no se le preguntan a la ciudadanía. El pueblo de Alfarp ha roto el tabu y el alcalde socialista ha convocado una consulta para saber si la gente quiere que su pueblo se llame Alfarp o prefieren cambiarlo por Alfarb, facturación niquelada de nuestros modernos filólogos adoctrinados en la universidad. El resultado ganador ha sido Alfarp, el de toda la vida.

Desde que surgió el conflicto social sobre la lengua valenciana se estuvo rumoreando sobre la conveniencia de hacer un referéndum que preguntará a las tres provincias si querían como lengua cooficial el valenciano o el catalán, pero nunca se convocó.

Hay países como Suiza que cualquier nimiedad se le pregunta a los ciudadanos en referendo. Eso es una democracia de verdad.

En cambio en España ni las reformas constitucionales se le preguntan a la gente. Todo se da por bueno desde la representación parlamentaria aunque los programas de las elecciones digan una cosa y después se haga otra.

El único referéndum veremos, y lo veremos con seguridad, será el de la independencia de Cataluña. Y luego ya veremos qué pasa porque la consulta no será vinculante y volveremos a empezar con esta monserga de la que ya estamos hastiados.

En estos días se ha producido la reforma educativa por la que los colegios que han querido han relegado el catalán a una sola asignatura. Esto no quiere decir que se haya hecho nada a favor del valenciano sino todo lo contrario. Lo de siempre seguirá como siempre.

El episodio será un paréntesis. Cuando vuelvan los amos de la autonomía recuperarán el tiempo perdido y con más fuerza si cabe. Y encima nos lo venden como un triunfo.

La autonomía debería hacer como el ayuntamiento de Alfarp y convocar una consulta. Pero así como el referéndum de Cataluña se hará estoy seguro que el referéndum de la lengua valenciana no se hará. Unos son más y otros somos menos.

Pero lo más democrático de todo es que las consultas no son vinculantes. En el caso de Alfarp en cuanto llegue la academia oficial con un informe rutilante el nombre oficial será Alfarb. Y si no, al tiempo.

De todas maneras felicidades al pueblo de Alfarp por su lógica decisión.

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