Discurs d’apertura del I Congrés de la Llengua Valenciana

Per Antonio Ubieto

He de comenzar dando las gracias a todos: desde los profesores, algunos antiguos alumnos míos, al Patronato Histórico Artístico Cultural d´Elig; por el honor que representa ocupar hoy esta cátedra. Pero debo manifestar que, a partir de cuando me lo propusieron, tal vez por la premura de tiempo, por la responsabilidad que entraña la apertura de un congreso, máxime éste que es el Primero de la Antigua e Importante Lengua Valenciana, por no ser valenciano, o por todo a la vez, me invadió un desasosiego, pensando estar al nivel que la ocasión requiere.

Vaya por delante mi felicitación, pues ya era hora que en esta Tierra se interesaran por sus raíces; que la Primera Lengua que tuvo un Siglo de Oro en España, celebrara unas sesiones para aportar sus estudios debidamente documentados e ir adaptándola a las exigencias de la época, y dejar constancia de la personalidad de un pueblo que ama lo suyo y sabe respetar lo que, aún cercano, no le pertenece.

Al estudiar concienzudamente y con todo rigor la Historia del Reino de Valencia, recurriendo a las fuentes documentales, prescindiendo de interpretaciones partidistas e interesadas que muchos historiadores manejan, observamos que:

En Las Cortes de Monzón – octubre 1236- para tratar sobre la conquista de Valencia, de los catalanes sólo asisten los concejos de Lérida y Tortosa.

Aragón se conforma guerreando; desde 1033 con la ocupación de Murillo de Gállego y Agüero, hasta 1210 con El Cuervo y Camarena. Muy diferente Cataluña, cuyo núcleo primitivo se crea como independiente del poder musulmán, aceptando la autoridad de los francos, que liberan Barcelona el año 801 y Olérdola sobre el 920.

Tortosa es reconquistada por aragoneses y genoveses en 1093, pasando al Reino de Aragón y una tercera parte a los genoveses.

Como el espíritu de reconquista sólo se produce donde los cristianos y musulmanes tienen fronteras comunes, (las tierras del Sur del Ebro pertenecían a Aragón), al no lindar con el Reino de Valencia, la que sería Catalunya, perdió su espíritu reconquistador.

Demuestran la extensión de Aragón por estas tierras, documentos de 1198 y 1224 que fueron repobladas por los caballeros Hospitalarios y Templarios respectivamente. Asimismo el de 1279 cuando Pedro III de Aragón designó los sobrejunteros de Aragón: Ramón Péres de Nabal, ejercería desde el «…río Ebro hacia Tortosa, hasta el mar y hasta el río de Ulldecona y hasta los términos de Morella, cuanto corre la moneda jaquesa…»

Otra prueba, es la lista de las décimas que se recogieron con destino a la Santa Sede el año 1279/80; en cada población entregaron las cantidades en las monedas allí corrientes y las iban anotando; lo cual nos fija la extensión de Aragón entre el Ebro y el Cenia en esta época, ya que contribuyen en moneda jaquesa las poblaciones de: Ribarroja de Ebro, Flix, Fatarella, Batea, Gandesa, Corberá, Mora, Bot, Arnés, Paúls, Más de Barberáns y Ulldecona.

La Cenia, en cambio, tributa en moneda valenciana, lo que deja claro que Aragón desde la segunda mitad del siglo XII y casi todo el XIII, se extendía por la orilla derecha del Ebro, hasta su desembocadura, teniendo al Sur el río Cenia y las montañas de Morella como límites.

Las partes integrantes de la «Corona de Aragón» se comprometieron en Las Cortes de Monzón a realizar la «Cruzada» para conquistar el reino musulmán de Valencia. Todos los asistentes se juramentaron para llevarla a la práctica; pero no todos cumplieron su compromiso. De los catalanes sólo cumplieron el 36%, de los aragoneses el 86%, por lo que la conquista valenciana se convirtió en una empresa de la nobleza aragonesa. Tanto es así que D. Jaime I cuando habla de los nobles que le ayudaron relaciona 20 aragoneses y 3 catalanes.

Con los Concejos ocurrió lo mismo. Votaron la mayor parte de los aragoneses y únicamente Lérida y Tortosa, entre los catalanes, pero cuando tuvieron que intervenir, en abril de 1237, sólo Zaragoza, Teruel y Daroca, dieron la cara.

El espíritu de Aragón y Cataluña era muy distinto ya en plena Edad Media. Aragón, como dejamos dicho, se forma a base de dos siglos de luchas y el reino de Valencia era la continuación de una empresa secular.

En Cataluña, sin embargo, el espíritu de reconquista era por completo extraño. Difícilmente se encuentran empresas reconquistadoras a lo largo de toda la historia catalana.

A partir de 1149, al extenderse Aragón por las tierras sitas entre los ríos Ebro y Cenia, quedaron los catalanes aislados de los musulmanes valencianos. Y se inicia en Cataluña un espíritu semejante a la Navarra Medieval que al no tener frontera con territorio ocupado por musulmanes, perdió su espíritu reconquistador, por lo que el levantamiento sólo se conseguirá en función del espíritu de religiosidad o de «cruzada».

Carentes los catalanes de este espíritu reconquistador, para convencerlos que acudan a la «Cruzada», se recurre al Papa Gregorio IX para que extienda unas bulas, por las que el Santo Padre, promete el perdón, si acuden a liberar Valencia, a todos los incursos en excomunión, que eran muchos: por tener más de una mujer, por haber comerciado con musulmanes… lo cual explica la tardía colaboración de barceloneses y tortosinos.

Dos posturas que son fundamentales para conocer la vida posterior valenciana: la de reconquistadores de los aragoneses y del espíritu religioso de los catalanes.

El que reconquista tierras, es para aprovecharlas y asentarse en ellas. El que lucra gracias espirituales vuelve a su origen para continuar sus vícios afanes. Tal fenómeno explica el postrer desarrollo del reino valenciano; no tan condicionado por la conquista cristiana como se ha pretendido ver.

No hay que olvidar nunca que si vienen algunos catalanes y más, muchísimos más, aragoneses, el conjunto apenas influyó en la demografía valenciana, pues la suma de ambos intervinientes en la conquista y repoblación de Valencia en el siglo XIII, no aumentó la población autóctona coetánea un 5% redondeando por arriba. Por tanto, es poco serio crear una base ficticia en que son los que traen la lengua y que donde quedan aragoneses hablan castellano y donde catalanes pues el catalán, ya que no existe ningún momento cronológico-histórico en que coincidan las fronteras reconquistadas con la frontera lingüística. Precisamente, los núcleos de población sometidos a los Fueros de Aragón, están generalmente en tierras de habla valenciana, tanto en la costa como en el interior; y en el caso de los pocos catalanes pasa precisamente al contrario.

Distinguidos amigos: la Historia es muy tozuda y siempre responde, y cuanto más quieran manipularla, mayor será el ridículo que corran, no obstante no hay que confiarse, pues los documentos pueden desaparecer o suplantarse, como ya ha ocurrido en alguna ocasión y no hay que pensar que todos son tan escrupulosos, por emplear una expresión suave, como nosotros.

Cartell del I Congrés de la Llengua Valenciana

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